Easter 2019


Este fin de semana fue la celebración de Pascua, tuve un receso de 2 días de la oficina que nos dieron (Jueves y Viernes Santo) y aprovechando las mini-vacaciones fuimos al rancho de mi abuelito en Tamaulipas.

Nos la pasamos muy bien, en familia, sin grandes planes pero con mucho gusto de estar juntos y estar conviviendo, para mi como quiera fue la pascua más especial de mi vida por que ahora ya no se trato sobre mi, sobre que quiero hacer, sobre cómo me la quiero pasar..

Este año se trato de crear experiencias y recuerdos para mi bebé, al mismo tiempo que tradiciones que mi niño espere con ansias año con año, yo sé que aún esta pequeño pero todos los recuerdos cuentan..

De verdad que veo hacia atrás y me doy cuenta de que en estos nueve meses que mi bebé ha estado con nosotros son los nueves meses en los que más he madurado en mi vida, es increíble como te cambia la vida (en todos los sentidos) un hijo.

A lo mejor soy muy cansina en este tema pero de verdad que me sorprendo a mí misma, toda mi mente y mi enfoque y mis planes cambiaron radicalmente con tan solo tenerlo en mis brazos y es un gran maestro de vida, todos los días aprendo algo nuevo de él. con su pequeñez me enseña a ser pequeña a mi también.

Semana santa de por sí es una época muy importante como católica, este tiempo en el que nos hemos venido preparando durante 40 días para morir y resucitar en Cristo.. y ahora con perspectiva de mamá muero y renazco a la esperanza, a la vida, al amor TODOS LOS DÍAS... este chiquito me ha hecho valorar todo de una manera poco usual.

El amor, la entrega que uno siente por sus hijos sólo se puede comparar con el amor que Dios Padre tiene para nosotros como hijos suyos que somos.. estas pascuas pensé en María, esa muchachita tan jóven que dijo SI! a Dios y su vida se volteó de cabeza, a ese mujercita que crió a su hijo de la mejor manera que pudo, a esa madre a los pies de la cruz, llorando por su hijo... tenemos tanto que aprender de la bondad, del ejemplo de María, que me quedo sin palabras.

La fragilidad de la vida me impone, me asusta y siento que en algunas ocasiones me paraliza, quisiera tener un método mágico para poder proteger a mi familia y sobre todo a mi hijo de la fragilidad humana, se me parte el alma con tan solo pensar en que pasaría si... pero trato de vivir todos los días como si fuera mi último día, tratando de disfrutar cada momento a su lado y esperando Dios nos permita tener muchísimos años juntos.


El clima estos días fue perfecto, mañanas y noches frescas y días llenos de sol y viento que se vuelven de los mejores días del año, nos llenamos de comida deliciosa propia de las fechas como pescado, coctel de camarones, lentejas, pollo asado, nopales y tamales de verduras..



Casi todas las pascuas y los veranos (varias semanas) me la pasé en este ranchito de mi corazón y ahora que tuve la oportunidad de llevar a mi hijo y que descubra la magia de la cotidianidad en las cosas más simples me llena el corazón de alegría.

Mis abuelos en su patio tienen una sección llena de naranjos que durante toda mi vida nos han brindado costales y costales de deliciosas naranjas y también unas cuantas toronjas y yo de niña jugaba y pretendía que era un bosque lleno de deliciosos árboles, y ahora de grande y veo sus dimensiones reales quiero que me hijo redescubra sus rincones llenos de gratos momentos para mí y cree él sus propios recuerdos.



El domingo regresamos a Monterrey y nos reunimos en casa de mi hermana para tomarles a los niños fotos de su primera recolección de huevos de pascua.
Le pido a Dios por muchos años como estos en familia, disfrutando y creando memorias.


tu mamá te ama bebé.

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